La historia transcurre en tres tiempos trascendentales para formar la historia conocida y no tanto de este antiguo rey egipcio, que no alcanzó a llegar a la edad adulta. Nos trasladamos pues así al antiguo mundo de los faraones con sus intrigas y la lucha por el poder, tan vieja como el ser humano mismo. Después, conocemos de cerca la vida y trayectoria de Howard Carter, quien, luego de muchas penurias, viera su sueño de encontrar la escurridiza tumba del faraón menos conocido de toda la historia del la civilización egipcia, y por último, el presente, cuando James Patterson se empeña en descubrir quien fue el verdadero asesino de Tutankamon.
Si he de mencionar sorpresas, diré que no conocía realmente a Tut. Tenía la idea de que era un niño frágil y enfermizo y desconocía los reportes que daban cuenta que llegó a dirigir a su pueblo a la guerra a la joven edad de 17 años. Se casó con su media hermana, y los dos se amaron y fueron cómplices contra sus súbditos más cercanos, y luego víctimas de quienes ansiaban para sí el honor y la gloria de ser faraones. No me pidan que repita los nombres de esos personajes que parecen cobrar vida en estas páginas, les sugiero que sean testigos directos de sus palabras y sentimientos.
Un libro que, sin lugar a dudas, les recomiendo a quienes les gusten las novelas inspiradas en la Historia Universal.
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