Otro libro antes de terminar el año, un libro que llegó a mí de manera accidental, y algunos accidentes tienen buenos resultados, como este libro que debo decirlo, aunque extraño y lento a veces, me gustó.«Me pregunto si mi marido quería morir o si desapareció porque quería vivir. También es posible que la vida y la muerte estuvieran al margen de sus reflexiones». Quien habla así es Kei, una mujer que vive con su madre y su hija adolescente. Su marido desapareció sin dejar rastro hace doce años. Con el tiempo ha encontrado un amante, Seiji, pero la presencia de su esposo llena sus fibras más íntimas y se resiste a abandonarla. Manazuru: esta palabra misteriosa es la única pista que el marido dejó en su diario, y el punto de partida para la búsqueda de un sentido en la península japonesa del mismo nombre. El lector se encontrará acompañado de fantasmas en una profunda, memorable y sensual exploración del amor, en un mundo de evocaciones de una sutileza delicadísima, en una barca que pende en el horizonte y que busca acariciar la íntima piel de los sentimientos.
¿Acaso están las respuestas de por qué su Rei, su marido, se fue, en ese lugar llamado Manazuru? ¿Acaso están en sus propios recuerdos? ¿Qué o quienes son esas sombras que siguen a la protagonista? ¿Acaso ellos saben la respuesta a su pregunta?
Por momentos la historia es bastante confusa, salta del pasado al presente a las ensoñaciones sin previo aviso, quizás es la intención de la escritora, y retratar así lo complejo de la mente humana. Quizás no a todos les guste este libro, tal vez lo consideren monótono, pero a mi en lo personal me gustó, aunque como digo, a veces fue muy lento... Una lectura muy distinta
