
Quizás una cosa que le puedo reclamar a este libro es que me hubiera gustado leer también la otra cara de la moneda, es decir, las cartas de Théo, sus respuestas a las divagaciones de Vincent sobre el color, sobre sus ideas acerca de la estética, el arte, en especial a la pintura, etc. Hubiera sido interesante conocer el contraste, escuchar la voz del Van Gogh desconocido, sin el cual quizás jamás hubieramos conocido al genio loco del color.
De todas maneras, esta es una obra que no puede perderse aquel que disfrute del arte y de la Historia del Arte. En lo personal, a mí me encanta pintar, y leer como Vincent Van Gogh va describiendo el mundo que lo rodea, descomponiendolo en colores y sensaciones, resulta inspirador, te enseña además a perseverar, pues, la única forma de pintar es practicando una y otra vez, sin cansarse, y observar atentamente la belleza del mundo que nos rodea.
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