Por supuesto que fue el título del libro lo que llamó mi atención antes que nada, y su colorida portada con tantos libros y un autito azul, la trama es entretenida y también simpática. Lucy Hull es una joven bibliotecaria que trabaja en la biblioteca pública, encargada de la sección de niños. y si, a ella no le gusta que al encasillen bajo el cartel de una aburrida y gris bibliotecaria.Uno de los usuarios más frecuentes, es un niño de 10 años llamado Ian que adora leer libros, especialmente aquellos que su madre, una fanática protestante, no quería que leyera, por ejemplo los del "autor" Harry Potter, de magos y otros parecidos, que pusieran en peligro su mente. Y Lucy se encargaba de prestarle esos libros a espaldas de su estricta madre con gusto rebelde.
En el pueblo corre el rumor de que Ian es gay, o al menos tiene esa tendencia, y sus padres, preocupados, lo llevan junto a un pastor que promete "curarlo" de esa tendencia. Lucy, espantada, busca ayudarlo de alguna manera, aunque más no sea, sugiriéndole libros adecuados a su edad, aunque sospecha que Ian ni siquiera tiene pensamientos sexuales todavia.... Y la gran oportunidad de salvarlo de sus malevolos padres se presenta una mañana en que encuentra a Ian escondido en la biblioteca, luego de haberse fugado de su casa, ella lo ayuda y asi se inicia una loca aventura donde ya no sabe si es la salvadora o la mala de la película....
Un amigo que estaba leyendo el libro antes que yo me dijo que le resultaba tedioso y no veía la hora de terminarlo, y debo confesar que por momentos sentí lo mismo, pero, de todas maneras, me fue imposible dejar de lado el libro, necesitaba saber cómo terminaba la loca aventura de la bibliotecaria y el niño de 10 años. Fue una lectura bastante alocada, lenta por momentos, como ya dije, pero entretenida, con vueltas alocadas y las esperadas referencias literarias que van moldeando la historia.
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