miércoles, 5 de febrero de 2020

Día de cambios

Así como de vez en cuando, hacemos una limpieza profunda de la casa, le damos nueva pintura y nuevos aires, así también, a veces es necesario, remodelar espacios digitales. Hoy decidí cambiarle el nombre a mi blog, darle las gracias a Julieta - la chica inventada que sólo existía en este blog y que era mi seudónimo en el colegio cuando escribía poesías lagrimosas - y asumir que los libros cuyas reseñas comparto aquí las leo yo, Roxana, no Julieta, sino yo, Roxana, de carne y hueso, que vive y respira. En ese mismo espíritu el blog madre de este blog también ha sufrido una profunda modificación, borré todo y empecé de 0. Si lo desean pueden hacer click en la barra de navegación y ahí van a poder leer. No esperen nada del otro mundo, solo soy una persona más compartiendo mis ideas y sentimientos.
Y otro cambio que se dió hoy fue que dejé temporalmente de lado los dos libros que estaba leyendo. Y es que no estoy logrando avanzar mucho con ellos. Uno es doloroso y difícil de leer, me refiero a Voces de Chernobil, así que decidí darle una pausa. El otro es un libro que me encanta, pero, como sólo tengo su formato digital - lo estuve leyendo con una aplicación que te permite acceder a un montón de libros - se me hace dificultosa su lectura, me cansa mucho la vista, así que, también, aunque me gustaba, lo dejé por el momento. Y entonces empecé otro libro, esta vez me fuí literalmente a la China, a Shangai. El libro que estoy leyendo se llama Shangai Baby, escrito por Wei Hui. La idea es centrarme en un solo libro y así, con suerte, avanzar con mi desafío de lectura. Deséenme suerte, y por ahora me despido, nos vemos, si Dios permite, con una reseña en la próxima entrada.
Cariños, Roxana

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