Me declaro la reina de los libros raros, quiero decir, me encantan los libros que se salen de lo ordinario, de la típica y esperada trama repetida cansinamente por otros libros, ya sea del típico romance o de la novela de misterio donde casi desde el comienzo sabes quien es el asesino.. Y este libro se sale de lo ordinario, y me encantó. Dirigido al público juvenil quizás, su lectura es sencilla y rápida, y entretenida.Un edificio de muros desconchados, igual a muchos otros edificios que le rodean, ubicado en el centro de Budapest, una familia hecha pedazos, un colegio que le niega su derecho al futuro. esa es la vida de Sandor, un muchacho de 15 años que decide revelarse ante esta situación, a su manera. Así, casi por casualidad, entra en contacto con un señor de quien sabe sólo su nombre y que le provee el que será su material de rebeldía, cómics.. Los cómics son lectura prohibida en su colegio y en su país, la Hungría de antes de la caída del muro de Berlín. Él y sus amigos se convierten en traficantes de cómics... Y no puedo agregar nada más, simplemente decir que me gustó mucho el libro y lo recomiendo plenamente.
Y si voy a buscarle alguna enseñanza que me haya dejado su lectura podría ser el no rendirse pese a las adversidades que en la vida tocan vivir. Un libro con mucho aire de esperanza
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