De Murakami podes esperar de todo, desde las soluciones más lógicas a las más locas explicaciones, en serio, podes esperar cualquier cosa. Un aspecto simpático es que, en ocasiones, y eso me pasó también con 1Q84 es que Murakami parece escribir sus novelas mientras cocina, preferentemente pasta, y escucha música, él te va ambientando en ese su mundo donde no es posible ir de prisa, porque para leerlo hay que tener la calma de una música clásica.
Para mi gusto, en esta historia del Pájaro que da cuerda al mundo, hay muchos cabos sueltos, pero puede que eso sea al propósito, y de esa manera no puedas nunca saber hasta que punto volaba la imaginación de Tooru. Sin animo de spoilers, por un momento pensé que Tooru era esquizofrénico y que se inventaba personas que él creía que realmente existían, como el profesor en la película de Una Mente Brillante protagonizada por Russell Crowe, llegué a pensar que era así. Y bueno, no estoy del todo segura que no lo sea.
Y después de esta larga y despaciosa aventura... ¿Leería otro libro de este autor? Sin dudas que sí, si bien tenía mis dudas al terminar 1Q84, me refiero a si me gustaba o no, ahora concluyo que sí, me gusta su estilo donde enserio no hay que apurarse y hay que esperar cualquier cosa.
Me despido con La garza ladra o la garza ladrona de Rossini, una de las músicas con las que nos deleita Murakami en su historia. Y a ver con qué libro me recupero de la resaca literaria que me temo me esta tomando al terminar este libro.
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