sábado, 27 de febrero de 2016

La lectora compulsiva cambia de libros

Buen y aguado sábado de lluvia. Pasaba por aquí para saludarles y de paso sacudir un poco el polvo asentado sobre el blog, aunque no hace mucho que escribí...
Quien sigue los libros que leo, se habrá dado cuenta que el apartado donde aparecen los libros que estoy leyendo actualmente ha sufrido algunos cambios. Si, además de compulsiva, soy un poco impaciente y hay libros que dí de baja porque otros atraparon aun más mi atención. No es culpa del libro, es sólo que no es su momento para mí. Así por ejemplo decidí rendirme con el libro de Gibbon. Largo, difícil de leer, decidí que lo que conozco del Imperio Romano se quedará como hasta ahora, al menos de momento.
Lo mismo pasa con la novela de Isabel Allende, y espero que nadie me acribille con esto. Me ocurre algo curioso, sus dos últimos libros, El juego de Ripper y el Amante japonés, tan aclamados por personas que lo leyeron simplemente no logran retenerme, lo siento, quizás en este momento Isabel Allende no sea para mí, y quizás ocurra lo que me pasó una vez con La casa de los espíritus (en ese entonces cuando lo leí, le odié tanto a su personaje Trueva, que no pude seguir leyendo, pero después me hablaron con tanta insistencia de esa obra que resolví respirar hondo y retomar la lectura hasta el final. No, no me arrepentí) Y quizás eso me pase con esas dos novelas de esta fantástica pero complicada escritora chilena...Una vez más, no es ella ni sus libros, simplemente no es su momento.
Pero bueno, sigo con los libros que estoy leyendo. Así, sigo leyendo el libro de Irvin Stone, La agonía y el extasis y una novela de Maya Banks, dos polos totalmente opuestos.
Nos vemos en la próxima entrada, quizás ya con la reseña de uno de estos dos libros. ¡Buen fin de semana!
Les dejo una vieja canción alusiva  a la lluvia. La escuché hace mucho tiempo atrás, incluso la cantamos en mi colegio. ¡Buen sábado!

Afuera llueve, el día está ideal para leer. Pero de momento estoy en mi negocio de libro usados. Me rodean libros que buscan ser leídos. Es hora de trabajar.

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