
Aunque tengo que confesar que no fue amor a primera vista. Ya lo había leído mucho tiempo atrás, pero creo que no llegué ni a la página 200. Aclaro que no es culpa del libro, simplemente, en ese momento no estaba en sintonía con su historia. Es por eso que cuando lo volví a empezar en Semana Santa, me empapé de sus páginas como si fuera la primera vez que las leía y debo decir, quedé atrapada. Hice un viaje sin escalas al mundo de sombras y fantasmas de la Barcelona del Cementerio de los Libros Olvidados y me quedé allí, casi sin aliento, siguiendo esta historia que en realidad son muchas historias en una.
Todo empieza un neblinoso amanecer de 1945, cuando un muchacho es conducido a un misterioso lugar oculto en el corazón de la ciudad vieja: El Cementerio de los Libros Olvidados. Allí, Daniel Sempere encuentra un libro maldito que cambiará el rumbo de su vida y lo arrastrará sin remedio a un laberinto de secretos e intrigas que se esconden en el alma oscura de la ciudad.
No solo hay alguien intentando destruir el enigmático libro, sino que su autor muerto hace mucho tiempo atrás, parece aun palpitar en medio de esa telaraña del pasado que persigue al nuevo propietario del libro.

Disfruté de cada párrafo y cada página, es uno de esos libros que sí o sí deben ser leídos, casi un clásico.
Ahora estoy comenzando el segundo libro de esta trilogía, que se titula El juego del ángel... Espero que sea igual de mágico.
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