martes, 30 de enero de 2018

Cita en el San Roque. Mario Halley Mora

Este libro en realidad lo terminé de leer el viernes pasado, así que me estoy poniendo al día con su reseña. Necesitaba leer un libro paraguayo, después de una avalancha de libros escritos por extranjeros, y lo confieso, con tantas cosas que quiero leer, a veces me olvido de leer un libro paraguayo. La obra de Mario Halley Mora ciertamente ya era conocida para mí, hace mucho leí "Amor de invierno" y me gustó.
Con cita en el San Roque tampoco quedé defraudada. Aquí se cuenta la historia de Manuel Arza, un hombre tocado por la mala suerte que perdió su trabajo, su mamá falleció y luego él perdió la casa donde vivía, terminando en una especie de tapera en uno de los barrios marginales construídos al costado del microcentro casi cerca del rio, en su caso, un pequeño rincón entre la pared y una rampa improvisada de tabla. Sus únicas pertenencias eran sus libros, regalo del escribano, su antiguo patrón, y una máquina de escribir, su especialidad era escribir a toda velocidad en la mencionada máquina, luego de años de transcribir escrituras y documentos similares. Pero su sueño era escribir, quería ser escritor y no sabía como, así que se fue al bar San Roque, un punto tradicional de la ciudad donde se reunía una variada colección de personajes, entre ellos, escritores y artistas. Vestido con su traje de trabajo, ya convertido en un harapo y con el poco de dinero que tenía, que le permitía comprarse una empanada y una gaseosa, fue. Para su suerte, una mujer, conocida celebridad que había escrito un libro acudió al mismo lugar, al observarla, se dio cuenta que ella quería hacer unas anotaciones pero que no tenía un boligrafo para hacerlo, así que se animó a romper el hielo ofreciéndole su lapicera parker, otro viejo resto de tiempos mejores. Fue así como se inició su relación estrictamente profesional con Elena, quien lo contrata para que escriba sobre todo lo que ve, porque para su siguiente libro ella quiere plasmar la cruda realidad de los que viven en la miseria. Y es así como aparece en esta historia Madgalena, a quien Manuel un día ve que la atropellan, ella era una pobre vendedora de lotería, madre soltera de tres hijos de distintos padres, que se va a convertir en el personaje de la novela que pretende escribir Elena....
Vueltas y más vueltas, la historia se va complicando a medida que las páginas van pasando. No puedo decir lo que pasa, solo comentar que en las últimas páginas, el autor nos depara una sorpresa, donde se cumple eso de que "depende del cristal con que se mira", Un mismo suceso puede resultar muy distinto según quien te lo cuente... y ahí lo dejo.. Muy buen libro, recomendado.

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