La famosa violinista española Ana Larrazábal aparece estrangulada en el Auditorio Nacional de Madrid después de haber interpretado el Capriccio Nº24 de Paganini, de la que se dice es la obra más difícil jamás compuesta para violín. Pero el crimen no termina ahí, puesto que además, el famoso y enigmático Stradivarius utilizado por la virtuosa desaparece de la escena del crímen, quien sea que la haya asesinado, tambíen se robó su violín, que tiene la particularidad de poseer, en lugar de la clásica voluta en la cola del violín, el rostro de un demonio...Esta novela tiene ciertamente todos los ingredientes para resultar atrapante. Misterio, asesinatos sin resolver, y leyendas perturbadoras que giran en torno a conocidas figuras de la música universal y de famosos instrumentos, Y al principio, leí con ganas, entusiasmada con el misterio, pero luego, debo reconocer, el color se fue perdiendo para mí. No solo el autor se iba mucho por las ramas, sino que además, de pronto el crimen fue resuelto dejando de lado, según mi humilde parecer muchos cabos sueltos y preguntas sin respuestas...
No sé si fue la prisa lo que llevó al escritor a terminar su obra casi sin explicaciones, después de explayarse tanto en temas que demostraban su alto conocimiento de la música, o simplemente ex profeso, se saltó la causa y el efecto. Quizás peco de muy crítica al respecto de este libro, quizás a otros les llegue mejor que a mi, en cuestión de gustos no hay nada escrito, después de todo.
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