
Samantha no sabe cocinar, ni siquiera sabe pegar un botón, pero es una experta en leer las letras chiquitas de los contratos más complicados y ahorrarle así a sus clientes millones de libras. Después de todo, ella fue la primera de su promoción y es una abogada destacada de su generación. Y justo cuando se esta por cumplir su anhelado sueño de ser socia de la firma de abogados para la cual trabaja - una de las más importantes de Londres - ella comete un terrible error, perjudicando a una empresa que está a punto de irse a pique. Al darse cuenta de su imperdonable error, en medio del huracán, ella, en estado de conmoción huye a ciegas y sube a un tren, terminando en un pueblo desconocido, frente a la puerta de una lujosa mansión. Le duele la cabeza, de hecho parece que le va explotar... Cuando la atienden, los dueños de casa están sumamente entusiasmados por su llegada, le muestran su casa, le muestran donde se guardan los artículos de limpieza.... Cuando Samantha se recupera de su jaqueca se da cuenta que aceptó el empleo como ama de llaves.... Y hasta aquí puedo contarles la historia, sin entrar en más spoilers.
Como todos los libros que leí de esta escritora inglesa, La reina de la casa, es un libro para desternillarse de risa. Situaciones desopilantes y personajes coloridos son la mezcla perfecta para lograr esta historia que, aunque predecible, no deja de ser, como dije, todo un deleite.
Y en medio de ese humor, con esta especie de retrato caricaturesco de la vida moderna, es fácil encontrar personajes con los que nos topamos todos los días.
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