Esta es la primera vez que una novela de Jane Austen no me gusta para nada y eso es significativo si se tiene en cuenta que soy fan de la famosa escritora victoriana. Persuasión y Orgullo y Prejuicio, leídas, al igual que Emma en su idioma original fueron para mí mucho mejores y si se quiere, mis favoritas de su autoría.
Emma Woodhouse se considera una experta casamentera y, a la vez, se cree inmune a los encantos del amor... Para mí fue un personaje tedioso, snob, muy pagado de sí mismo y de sus juicios, cuando del desarrollo de la novela se puede apreciar las grandes equivocaciones de las que es capaz. Posiblemente, si se la toma como una abierta parodia a las costumbres de su tiempo, esta historia puede sobrevivir, pero aun así, fue demasiado agotadora.
Y luego están los personajes secundarios, eso si, bien dibujados, pero algunas veces bastante olvidables, como la señorita Bates a quien todavía me parece escuchar hablando hasta por los codos, como si fuera un loro. Sus diálogos o en todo caso monólogos duraban más de lo normal.
Jane Austen fue una experta a la hora de retratar la sociedad de su tiempo y eso se vuelve a percibir en cada detalle de esta novela, como tal, por supuesto, merece su lugar y respeto. Aun así, al menos en mi opinión personal, esta novela fue muy aburrida, y esto lo digo con las disculpas del caso para los numerosos fans de Jane Austen, entre quienes, como ya señalé, me incluyo.
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