
Leyendo este libro somos testigos, a través de los ojos de un niño de 9 años de una de las escenas más dolorosas, escalofriantes y me atrevo a decir vergonzosas de la historia de la humanidad. Bruno no entiende en que consiste el trabajo de su padre, sólo está convencido de que algo debió hacer muy mal, causando que "el Furias" se enojara, y como resultado toda la familia debía abandonar su amada Berlin y vivir en ese gris lugar llamado Auchviz donde todo era tan monótono.
¿Que son esas casitas al otro lado de la alambrada?....Son acaso los granjeros...¿Por qué todos visten igual? ¿Por qué todos tienen pijamas, cuando que él está obligado a ponerse su ropa todos los días?...
No les digo más...
Por supuesto, lloré mucho leyendo esta historia. Me conmovió profundamente, y creo que, junto con "La ladrona de libros", escrita por Markus Zusack, son historias que deben ser leídas como el testimonio de algo que no debe volver a repetirse, pero que lastimosamente forma parte de la memoria de la humanidad, la Segunda Guerra Mundial y el resultado del odio entre seres humanos llevado al extremo. .
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